Sagrario mural
Sagrario mural
Tipológicamente se trata de un sagrario o tabernáculo mural. Los sagrarios góticos se ubicaban siempre en el presbiterio, en el muro central o en el del lado del Evangelio. En este caso está presidido por la escena del Calvario acompañado por ángeles y cardinas. Estaban policromados, pero solo se conservan pequeños restos de pintura y dorado. Es obra de un escultor con bastantes limitaciones, pero es justamente en su torpeza donde radica su encanto. La rigidez del Cristo, con los pies en cerrada torsión interna, su paño de pureza -con caídas por los lados-, los gestos de María -con los dedos entrelazados- y la cabeza girada de San Juan o las melenas de los ángeles -ajustadas al cráneo y desplegadas en la base-, nos sitúan esta obra en el estilo tardogótico de hacia 1475-1500.
Según establecía la reglamentación eclesiástica se debían cerrar con una puerta de reja con cerradura más o menos artística. Durante los siglos XIII, XIV y XV se generalizaron por toda Europa este tipo de tabernáculos eucarísticos, pero por sus malas condiciones de conservación para las formas sagradas y por otros motivos eucarísticos fueron sustituidos tras el Concilio de Trento por otros de madera, lo que favoreció su casi total desaparición.